Ronaldinho vistió de fiesta el Monumental en la Noche Amarilla. Para muchos la mejor de la historia. Para ratificarlo hubo show, fútbol y goles.
Por @juanfxenzalida
“Hay 90 mil”. “No… solo entran 57 mil”. “Yo creo que hay 70 mil”… Eran las interrogantes de los miles de aficionados, que según los datos oficiales se registraron 41.603 pagados y una recaudación de $1.042.825. Bien o mal una recaudación importante para solventar algunas deudas de Barcelona; y para poder seguir financiado a una plantel que trae consigo a estrellas como Damián Díaz, Segundo Castillo, Christian Suárez entre otros.
Sin lugar a dudas, una noche fantástica, para hacer olvidar a los hinchas canarios sus últimos pesares a nivel deportivo, en los cuales la estrella 14, va quedando lejana y su archirrival Emelec, además de acercarse en títulos, ya lleva 13 y aún le saca en cara la final que les ganó en 2014.
Es por eso que la presencia de Ronaldinho era importante, valía la pena vestirla de gala con las mejores luces y efectos que solamente un crack como él merece.
Campeón del mundo, balón de oro y ganador de todo torneo que pueda existir en el planeta, traía consigo, aquel trigueño de sonrisa eterna y pelo enredado.
El Monumental se rindió a sus pies, hubo una sinergia espectacular entre los miles de amarillos en el estadio y millones por la tv.
El brasilero, al saltar al terreno de juego hizo la reverencia y luego alzó sus brazos al cielo.
Todos querían una foto; y el crack sonreía junto a Damián Díaz y Segundo Castillo.
En el momento de jugar no se complicaba, tocaba el balón de primera, no hacía una de más, de repente habilitaba con un pase de cabeza, un taquito o la bajaba con el pecho.
Todos los flashes caían sobre él, los azules, blancos rojos y todos los fanáticos del fútbol miraban de reojo como el genio se lucía con la amarilla.
Fue así como comenzó la fiesta y los goles, primero con un regalo del arquero de la U de San Martín, que el Kitu Díaz no dudo en aprovechar y encender la fiesta, pero minutos después los peruanos se pusieron en ventaja, para generar algunos dolores de cabeza a los hinchas amarillos.
Pero inmediatamente vino el talento, toques de primera entre Ronaldinho y Díaz; y el ídolo canario definió con sobriedad para poner el empate.Para la segunda etapa Ronaldinho siguió, hasta el minuto 75, antes habilitó a Díaz y en complicidad con el arquero Rivadeneira, dejó solo a Blanco para marcar el 3-3.
Al final Penillo puso la victoria, ya sin “Dinho” en la cancha.
Se había ido el jogo bonito, aquel crack que solamente se lo veía en la tv, y una vez vistiendo la camiseta del Flamengo jugando Copa Libertadores con Emelec.
Al más estilo estrella de rock salió del Monumental. Y la gente quedó con el grato sabor de haber probado la dulce miel del buen fútbol y espectáculo, que cruzando el Atlántico vale millones de Euros.
Se fue el genio y quedó el Ídolo, aquel gran equipo que lo llaman el “Coloso de América” pero que debe trabajar mucho para encontrar también esos grandes éxitos deportivos, que consiguió por los años 90 a nivel local e internacional.
Al menos esa es la intención de su presidente José Francisco Cevallos y todos los que conforman su directiva.
Barcelona: Banguera; Velasco, Marques, Checa, Pineida; Castillo, Calderón, Penilla, Ronaldinho, Díaz y Blanco.
San Martín: Rivadeneira; Real, Ortiz, Báez, Ampuero; Cartagena, Rivadero, Tajima, Sánchez; Ortiz, Ponce.
Árbitro: Daniel Salazar (ECU)
Estadio: Monumental.